3.29.2009

Montaraces



Voy a contarles un poquito… porqué un Montaraz… y porqué en mis obras hago referencia tantas veces a estas historias.
Corría el año... 2003 cuando ese libro llego a mis manos. Estaba en la biblioteca del colegio donde me pasaba los recreos de 15 minutos mientras buscábamos en Internet fotos de nuestras bandas favoritas con una amiga. Y allí estaba, con cintas doradas “La Comunidad del Anillo”.
Historias, paisajes, recorrer reinos con un horizonte interminable por delante. Reyes, espectros, elfos, valar, enanos, humanos, montaraces, caballeros, orcos y trolls sin moverme de mi cama. Esas historias... contadas por el profe cambiaron 100% mi forma de expresarme y ver el mundo... quién me iría a decir que luego me llevo a conocer tantas buenas amistades y recorrer yo misma esos caminos de ensueño.
Había encontrado lo que buscaba… no siempre la realidad es la que vez. Y aprendí…que para emprender un gran viaje tan solo necesitas un pañuelo, siempre y cuando te rodees de buenos amigos,… que nunca sabes hasta donde tus pies te llevaran.
La obra es de un Montaraz…
Un Montaraz oculto bajo su capa… tal vez sentado en el rincón más oscuro del bar… fumando su pipa. Y de repente… increíbles aventuras arrastra a su paso y su pensamiento se pierde por lejanas tierras…


Este boceto es bastante viejo, del 2004.

“Se dice en la Balada de Leithian que Beren llegó tambaleándose a Doriath, con cabeza cana y como agobiado por muchos años de pesadumbre, tanto había sido el tormento del camino. Pero errando en el verano por los bosques de Neldoreth, se encontró con Lúthien, hija de Thingol y Melian, a la hora del atarceder, al elevarse la Luna, mientras ella bailaba sobre las hierbas inmarcesibles del claro umbroso junto al Esgalduin. Entonces todo recuerdo de su pasado dolor lo abandonó, y cayó en un encantamiento; porque Lúthien era la más hermosa de todos los Hijos de Ilúvatar. Llevaba un vestido azul como el cielo sin nubes, pero sus ojos eran grises como la noche iluminada cíe estrellas; estaba el manto bordado con flores de oro, pero sus cabellos eran oscuros como las sombras del crepúsculo.”

John Ronald Reuen Tolkien - El Silmarillion




Celeste M. Fasio

3 comentarios:

  1. Che Celes!! Muy bueno el blog!! Después me vas a contar mejor que es eso de que los montaraces no comen langostas... Porque en ningún lado dice que lo hicieran, pero tampoco dice que no...
    En fin!!
    Jajaja!!

    Bueno che, me re tiro...

    Un beso desde Córdoba...
    David.-

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